RELAJACIÓN,
BIENESTAR Y DISFRUTE EXTREMO EN LAS AGUAS TERMALES “SANTA MARÍA” DE TABAY
Cuando llegué a las aguas
termales “Santa María” en Tabay me encontré con unas bellísimas instalaciones
al estilo colonial: una casa grande con techo de tejas al lado izquierdo y una
piscina rectangular al lado derecho. Inmediatamente fui recibida por el señor
Iván Rojas, quien me explicó cómo se había construido ese lugar, quién era el
dueño, me indicó las diferentes áreas de recreación que podía disfrutar, y la
temperatura de la piscina.
Al entrar me topé primero
con el sauna natural construido totalmente con puras piedras, con una puerta y
techo de madera, el cual tiene una temperatura de 50ºC.
En seguida me cambié en el
vestidor de dama el cual es pequeño y está ubicado cerca del sauna, me coloqué
mi traje de baño para poder entrar a los pozos de agua fría, donde se podía
apreciar al fondo un paisaje hermoso de montañas muy verdes y frondosas.
Los pozos también eran
completamente de piedras y madera, el agua estaba fresquita y muy cristalina,
estando adentro de uno de los dos pozos me podía ver los pies. Éste se llenaba
de agua mediante una tubería gruesa de color blanca que provenía de la montaña
más cercana.
Luego me dirigí a la piscina
de agua termal, grande y de forma rectangular; entré a ella y noté que el agua
era muy caliente, no es una piscina honda, el agua me llegaba hasta las
caderas, inmediatamente tuve una sensación de relajación y bienestar; cerca de
mí se encontraban varias familias, las cuales estaban compartiendo y
disfrutando junto a sus niños de esta experiencia tan rica, todos muy felices y
alegres con inmensas sonrisas en sus rostros.
Al rato me dio un poco de
hambre, y me acerque al “kiosco cafetín”; allí compre solo chucherías, aunque
pude apreciar que también disponían de bebidas alcohólicas y no alcohólicas. Esta
área estaba un poco desordenada y descuidada, sin pintar.
Al transcurrir las horas
llegaban más y más personas; familias grandes, grupos de amigos y parejas,
todos contentos, felices y en camaradería. Me dio gran satisfacción que todas
las personas estando allí colaboraban con consumir alimentos fuera de la
piscina, con colocar la basura en los recipientes dispuestos para esto, y los
padres pendientes del comportamiento de sus hijos.
Después de disfrutar tan
ideal lugar y un maravilloso día me dispuse a marcharme, utilicé el vestidor de
dama nuevamente, me despedí del señor Iván Rojas, le agradecí la inmensa ayuda
que me había ofrecido con mi investigación, y en el regreso podía disfrutar
nuevamente de los impresionantes paisajes andinos tan únicos, donde se pueden
obtener vistas espectaculares de las montañas merideñas.
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